domingo, 3 de mayo de 2009

Capítulo 22 traducido por Lala

El terror y la consternación me consumían, por mucho que pensé que mi alma se estaba asfixiando, el mundo terminaría bien a continuación. Porque seguramente, no cabe duda que yo no podría seguir adelante después de esto. Nadie podría seguir adelante después de esto. Quería gritar mi dolor al universo. Quería llorar hasta que me derritiera. Quería hundirme junto a Maison y morír con él. Ella me liberó, aparentemente la decisión no planteaba ningún peligro dado que yo me encontraba entre ella e Isaiah.Ella se volvió hacía el cuerpo de Mason.Yo dejé de sentir. Simplemente actué.
-No…lo…toques.-No pude reconocer mi propia vozElla volteó sus ojos.
-Llevas bien el dolor, estas molesta. Yo acabo de empezar a entender el punto de vista de Isaiah. Tú necesitas sufrir antes de morir.Alejándose, ella se arrodilló en el piso y le dio la vuelta al cuerpo de Mason.
- NO LO TOQUES!! – le grité-La empujé, con muy poco resultado. Ella me empujó de vuelta, cercanamente golpeándome. Y eso era todo lo que yo podía hacer, mantener mis pies en el suelo y estar quieta en posición vertical.Isaiah miró con divertido interés, pero entonces su mirada cayó al suelo. El chokti de Lissa se me había caído fuera del bolsillo de mi abrigo. El lo recogió. Strigoi podía tocar objetos sagrados. Las historias acerca de ellos temiendo cruces no eran ciertas. Simplemente ellos no podían entrar en tierra santa.
Él le dió la vuelta a la cruz y pasó sus dedos por el dragón que estaba grabado allí.-Ah , el dragomirs. – Él susurro – Me había olvidado de ellos. Fácil. Aquí hay qué, una? Dos de ellos a la izquierda? Apenas vale la pena recordar.Sus horribles ojos rojos se enfocaron en mi.
-¿Conoces alguno de ellos? Voy a tener que ver alguno en estos días, no será muy difícil.De repente, oí una explosión. El acuario había estallado y el agua salía disparada de él, rompiendo el vidrio. Fragmentos de él volaron en mi dirección, pero escasamente lo noté. El agua se fundió en el aire, formando una desequilibrada esfera. Empezó a flotar. Hacia Isaiah. Sentí como mi mandíbula caía mientras miraba eso.Él miró también, más perplejo que asustado. Al menos hasta que vió su rostro envuelto y empezó a soforcarse.Al igual que las balas, la sofocación no podía matarlo. Pero podía causarle un infierno de la cantidad de molestias. Sus manos volaron a su cara, tratando desesperadamente de quitarse el agua de encima. Sus dedos simplemente se deslizaban. Elena se olvido de Mason y saltó a los pies de Isaiah.
-¿Qué es? – Ella gritó. Ella lo sacudió en un inútil esfuerzo de liberarlo. -¿Qué PASA?- Ella gritó de nuevo.Nuevamente yo no sentí. Simplemente actué.Mi mano se cerró alrededor de un largo pedazo de vidrio que se había roto del acuario. Fue un movimiento irregular pero muy fuerte, cortando mi mano.Seguí adelante y hundí el fragmento en el pecho de Isaiah, con el objetivo de darle en el corazón. Yo había trabajado muy duro para encontrar práctica.Isaiah emitió un grito que se ahogo en el agua y se derrumbó en el piso. Sus ojos se fueron hacia atrás como tachados por un inmenso dolor.Elena miraba, conmocionada, al igual que yo cuando Isaiah había asesinado a Mason. Isaiah no estaba muerto, por supuesto, pero él estaba temporalmente fuera del conteo. Su rostro claramente mostró que no había pensado que esto fuera posible.La cosa mas inteligente en ese momento habría sido correr hacia la puerta y a la seguridad del sol. En cambio, corrí en la dirección opuesta, hacía la chimenea. Agarré una de las antiguas espadas y regrese en busca de Elena. No tenía que ir muy lejos, ella misma se había recuperado y se dirigía hacia mi.Gruñendo con rabia, ella trató de apoderarse de mi. Yo nunca había entrenado con una espada, pero me habían enseñado a luchar improvisando con cualquier arma que pudiese encontrar.Usé la espada para mantener distancia entre nosotras, mis movimientos eran torpes, pero efectivos por el momento.
Colmillos blancos destellaban en su boca –Voy a hacer que tu … –Dijo
-Sufra? Pague? Me lamente de haber nacido? – Sugerí
Recordé los combates con mi mamá y como yo había ido a la defensiva todo el tiempo. Eso no funcionaría esta vez. Tuve que atacar. Seguí adelante, intenté enviar a tierra a Elena de un golpe. Ninguna suerte. Ella anticipó cada uno de mis movimientos.De repente, detrás de ella, Isaiah gimió y empezó a venir alrededor. Ella miró de nuevo, el mas pequeño de los movimientos me permitiría deslizar la espada en el pecho.Había cortado la tela de su camisa y rozado la piel pero nada mas. Sin embargo, Ella se acobardó y miró hacia abajo en pánico. Creo que la imagen del vidrio yendo a través del corazón de Isaiah aún estaba fresca en su mente.Y eso era lo que yo realmente necesitaba.Yo preparé toda mi fuerza, señalé la espada ….y pasó.La cuchilla de la espada golpeó la parte lateral de su cuello, duro y profundo.Ella dió un horrible, horrible grito, un grito que hizo erizar mi piel. Ella trato de avanzar hacia mi. Yo puse mis manos atrás y golpee de nuevo.Sus manos se aferraron a su garganta, y sus rodillas cedieron. Yo golpee y golpee. La espada cavaba cada vez mas profundo en su cuello. Cortar la cabeza de alguien fue mas duro de lo que pensaba, y la vieja y embotada espada no ayudaba mucho.Pero finalmente, gané suficiente control para lograr que ella no realizara ningún movimiento. Y su cabeza estaba allí, separada de su cuerpo. Sus ojos muertos mirándome, como si no pudieran creer lo que había sucedido.Alguien estaba gritando, y por un surrealista segundo, pensé que todavía era Elena. Entonces levanté mis ojos y miré a través de la sala. Mia estaba en el camino de la puerta, sus ojos estaban sorprendidos, y su piel tenía un tinte verde que parecía que fuese a vomitar. De lejos, en la parte de atrás de mi mente, me di cuenta que ella era quién había hecho explotar el acuario.La magia del agua, aparentemente no fue inútil después de todo.Todavía un poco conmocionado, Isaiah intentó estar a la altura de sus pies. Pero yo estaba en él antes de que pudiera realizar alguna acción.La espada cantó, causando sangre y dolor con cada golpe. Me sentí como una vieja pro. Isaiah cayó al suelo. En mi mente, mantuve la imagen de él rompiendo el cuello de Mason.Y empuje y empuje tan fuerte con pude. Tan ferozmente, como si esa fuera una forma de borrar mi memoria.
-Rose! Rose!A través de mi odio, que parecía una espesa neblina, yo apenas podía detectar la voz de Mia-Rose! Está muerto.Despacio, líricamente, mantuve atrás mi próximo golpe y miré abajo, su cuerpo y la cabeza definitivamente no estaba junto a él. Ella tenía razón. Él estaba muerto. Muy, muy muerto.Miré en el resto de la habitación, había sangre por todas partes. Pero el horror de lo sucedido no estaba realmente registrado conmigo. Mi mundo se había ralentizado, disminuyó a dos tareas muy simples. Matar a los Strigoi. Proteger a Mason. No podía procesar nada más.-Rose- Susurró Mia.Ella temblaba, sus palabras estaban llenas de temor. Tenía miedo de mi, no de los Strigoi.-Rose, tenemos que irnos. Vamos.Arrastré mis ojos lejos de ella y miré hacia abajo, a los restos de Isaiah. Después de varios momentos, me dirigí hacia el cuerpo de Mason, todavía agarrando la espada.-No, no puedo dejarlo. Otro Strigoi podría venir.Mis ojos quemaban por las incontenibles ganas que tenía de llorar. No podía decirlo con seguridad. La sed de sangre me consumía, violencia y rabia eran las únicas emociones que era capaz de sentir.-Rose, volveremos por él. Si otros Strigoi están llegando tenemos que irnos.-No- repetí, ni siquiera mirándola a ella. – No lo estoy dejando a él, yo no lo dejaré solo.Con mi mano libre acaricié el cabello de Mason.-Rose…Giré mi cabeza – Fuera!!- Le grité – Vete y déjanos solos.Ella dio unos cuantos pasos adelante, y yo levanté la espada. Ella se congeló.-Vete – repetí – Ve a buscar a los otros.
Poco a poco Mia dio la vuelta camino a la puerta. Ella me dirigió una última y desesperada mirada antes de correr hacia afuera.Caí en el silencio. Me relajé aferrándome a la espada pero me negué a soltarla. Mi cuerpo se hundió hacia adelante y mi cabeza descansaba sobre el pecho de Mason. Intenté olvidar todo: El mundo que me rodea, el tiempo en si mismo. Segundos pudieron haber pasado. Horas pudieron haber pasado. Yo no sabía. Yo no sabía nada excepto que no podía dejar solo a Mason.Yo me encontraba en un estado muy alterado, un estado que solo mantenía el miedo y el terror en la raya. No podía creer que Mason estuviese muerto. No podía creer que lo hubiese convocado a la muerte. Yo podía negarme a reconocer algo, y pretender que nunca había ocurrido.Pasos y voces sonaron eventualmente, y levanté la cabeza hacia arriba. Personas entraron a través de la puerta, muchos de ellos. Yo no podía realmente hacer algo a cualquiera de ellos. Yo no lo necesitaba. Ellos estaban amenazados, y esas amenazas las usé para mantener a salvo a Mason de ellos. Un par de ellos se me acercó y yo salté arriba, levantando la espada y manteniéndola apuntando hacia su cuerpo.-Quédense atrás- Les advertí – Manténganse alejados de él.Siguieron llegando.-Que se queden atrás – Les grité. Ellos se detuvieron. Excepto por uno.-Rose – Era una voz suave. – Suelta la espadaMis manos temblaron. Yo tragué saliva. –Aléjate de nosotros!!-Rose.La voz habló de nuevo. Una voz que mi alma conocería en cualquier lugar. Vacilé, dejé a mi mente tomar conciencia de mi entorno, hundirme en los detalles. Dejé mis ojos fijos, analizando las características del hombre que tenía en frente. Los ojos marrones de Dimitri, suaves y firmes me miraron.-Está bien- él dijo- Todo va a estar bien. Puedes dejar la espada a un lado.Mis manos temblaron pero luché por mantener la espada empuñada. – No puedo –Las palabras herían conforme salían. – No puedo dejarlo solo. Tengo que protegerlo.-Tu tienes- Dijo élLa espada cayó de mis manos, aterrizando con un estruendo en el piso de madera. Yo seguí, colapsando, con el deseo de llorar que iba a estallar en cualquier momento.Los brazos de Dimitri me envolvieron como ayudándome a no caer en pedazos. Voces invadieron nuestro alrededor, y una a una las fui reconociendo, personas de confianza. Él intento llevarme hacia la puerta pero me rehusé a moverme todavía. No podía. Mis manos embragaron su camisa, arrugando la tela. Manteniendo un brazo alrededor de mi, él apartó mi pelo liso de mi cara. Incliné mi cabeza contra él, y siguió acariciando mi cabello. Murmuro algo en ruso.Yo no entendí una palabra de eso, pero el tono suave en que lo dijo me hacía sentir aliviada.Los demás guardianes se fueron extendiendo alrededor de la casa, examinándola centímetro a centímetro. Un par de ellos se acercaron a nosotros y se arrodillaron a ver los cuerpos. Me rehusé a mirar.-Ella hizo esto? Dos de ellos?-Esa espada no había sido usada en añosUn divertido sonido apretó mi garganta, Dimitri apretó mi hombro confortablemente.- Sácala de aquí Belikov – Oí decir a una mujer detrás de él. Su voz me era familiar.Dimitri apretó mi hombro de nuevo –Vamos Roza, Es hora de irnos
.Esta vez. Me fui. Él me guió hasta fuera de la casa, apretándome y yo no sabía como podía dar cada agonizante paso. Mi mente seguía negándose a procesar realmente lo que había sucedido. No podía hacer mucho más que seguir instrucciones simples de direcciones de las personas que estaban a mi alrededor. Eventualmente terminé en uno de los jets de la academia. Los motores rugieron alrededor de nosotros, y el avión fue levantado.Dimitri murmuró algo acerca de que volvería en breve y me dejó sola en mi asiento. Me puse recta y empecé a analizar los detalles del asiento de enfrente. Alguien se sentó al lado de mí y cubrió con una manta blanca mis hombros. Justo en ese instante me di cuenta que estaba temblando.Me arropé con la manta.Tengo frío –dije -¿Cómo puedo tener tanto frío?Estas en estado de shock –Respondió Mía.
Me volvi a mirarla, estudiando sus rizos rubios y sus grandes ojos azules. Algo mientras la veía a ella desencadenó mis recuerdos. Y todo cayó de nuevo. Cerré los ojos y los apreté fuerte.-Oh! Dios –respiré. Abrí mis ojos y me concentré en ella. – Tu me salvaste, me salvaste cuando hiciste explotar el acuario. No deberías haberlo hecho. No deberías haber vuelto.Ella se encogió de hombros –Tu no deberías haber ido por la espada.El punto justo.-Gracias-Le dije- Lo que hiciste…yo nunca habría pensado eso. Fue brillante.-Yo no sé acerca de eso – Ella reflexionó, sonriendo tristemente. –El agua no es tanto un arma, recuerdas?Me ahogué en una risa, aunque realmente no podía entender por qué esas palabras me parecían graciosas. Ya no.-El agua es un gran arma –Le dije finalmente.- Cuando volvamos vamos a tener práctica en la manera de usarla.Su rostro se iluminó. Un brillo se asomó en sus ojos.-Me gustaría. Más que nada.-Lo siento. Acerca de tu madre.Mia simplemente asintió. –Tu eres afortunada por tener a la tuya. No saber qué suerte tienes.Me volví y miré el asiento de nuevo. Las siguientes palabras que salieron de mi boca me asustaron – Desearía que ella estuviera aquí.-Ella está-dijo Mia, sonando sorprendida.-Estaba con el grupo que allanó la casa, no la viste?Sacudí mi cabeza. Caímos en un silencio. Mia se levantó y se fue. Un minuto más tarde alguien se sentó a mi lado.-Rose – dijo mi madre. Por primera vez en mi vida, ella sonaba insegura de sí misma. Miedo, quizá. – Mia dijo que querías verme.Yo no respondí. Ni siquiera la miré. –¿Que…que necesitas?-titubeó.Yo no sabía lo que necesitaba. Yo no sabía qué hacer. El ardor en los ojos creció insoportablemente, y antes de que me diera cuenta….ya estaba llorando. Grandes, dolorosos sollozos ocupaban mi cuerpo. Las lágrimas que había estado frenando se vertían ahora por todo mi rostro. El miedo y el dolor que me había negado a dejar que me consumieran habían explotado…quemando mi pecho. Apenas podía respirar.Mi madre puso sus brazos alrededor de mí y con mi cara enterrada en su pecho, sollozar era aún más difícil.-Lo sé – dijo ella suavemente –apretándome – Lo entiendo.

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