lunes, 27 de abril de 2009

Capítulo 12 traducido por Jen

Estaba fuera de la cama en un segundo. Todo el hotel era un enorme lío debido a las noticias. La gente se agrupaba en los pasillos. Los familiares se buscaban entre ellos. Algunas conversaciones se realizaron en susurros aterrorizados; algunos en voz alta y fáciles de escuchar. Paré a algunas personas, intentando escuchar la historia correcta. Sin embargo, tenían una versión diferente de lo que había ocurrido, o no se paraban a hablar. Pasaban a toda prisa, o en busca de su familia o preparándose para salir del hotel, convencidos de que habría algún lugar más seguro en otros lugares. Frustrada con las diferentes historias, finalmente - a regañadientes - sabía que tenía buscar las dos fuentes que me darían una información sólida. Mi madre o Dimitri. Era como tirar una moneda al aire. Ninguna de las dos me gustaba en este momento. Debatí momentáneamente y, por último, me decidí por mi madre, a sabiendas de que no estaría con Tasha Ozera. La puerta de la habitación de mi madre estaba entre abierta y yo y Lissa entramos y vi que habían montado un cuartel temporal. Varios guardianes estaban agrupados, entrando y saliendo, discutiendo estrategias. Algunos nos miraron extrañados, pero nadie nos paró. Lissa y yo nos sentamos en un pequeño sofá y escuchamos la conversación que mi madre estaba teniendo. Estaba con un grupo de guardianes, uno de ellos era Dimitri. Y yo que lo quería evitar. Sus ojos marrones me miraron brevemente y yo desvié la mirada. No quería tratar con mis perturbados sentimientos para él ahora. Lissa y yo descubrimos todos los detalles. Ocho Moroi habían sido asesinados junto con sus cinco guardianes. Tres Moroi estaban desaparecidos, muertos o transformados en Strigoi. El ataque no había ocurrido por las cercanías; había sido en algún lugar cerca del norte de California. Aun así, una tragedia como esta no puede dejar de hacerse eco en el mundo de los Moroi, y para algunos, dos estados de distancia era muy cerca. La gente estaba aterrorizada, y pronto supe por que este ataque era tan notable. "Ellos debían de ser más que la última vez", dijo mi madre. "Más?” Exclamó uno de los otros guardianes. "Ese último grupo fue un hecho sin precedentes. Y todavía no puedo creer que nueve Strigoi consiguieran trabajar juntos con éxito - esperas que crea que se las arreglaron para ser aún mas? ""Sí ", dijo mi madre. "Hay alguna prueba de la implicación de seres humanos?" Alguien le preguntó. Mi madre dudó y entonces dijo: "Sí. Más custodias rotas. Y por la forma en que lo hicieron... es idéntico al ataque de la casa de los Badica." Su voz era dura, pero también reflejaba un toque de cansancio. Sin embargo no era agotamiento físico. Percibí que era mental. El estrés y el dolor de lo que estaban hablando. Siempre pensé que mi madre era una especie de insensible máquina de matar, pero claramente esto era difícil para ella. Era un duro, y feo asunto a discutir -, pero al mismo tiempo, hablaba sin vacilar. Era su deber. Se formó un nudo en mi garganta pero me lo tragué rápidamente. Humanos. Idéntico al ataque de los Badica. Desde la matanza, analizamos estrictamente la extrañeza de que un grupo tan grande de Strigoi se juntasen y reclutasen a seres humanos. Hablamos en términos vagos de "sí algo así vuelve a suceder…" Pero nadie había hablado seriamente sobre que ese grupo - los asesinos de los Badica – lo hiciese de nuevo. Un vez era coincidencia - quizás un grupo de Strigoi se habían reunido por casualidad y por un impulso habían decidido invadir y atacar por sorpresa una casa. Era horrible, pero podíamos entenderlo. Pero ahora... ahora parecía que ese grupo de Strigoi no tenía sido hecho por casualidad. Ellos se habían unido con un propósito, usaron seres humanos estratégicamente, y habían atacado de nuevo. Ahora teníamos lo que podría ser un patrón: Strigoi buscando un grupo grande de presas. Asesinos en serie. No podíamos contar con la magia protectora de las custodias. Ni tan siquiera podíamos contar con la luz del sol. Los humanos se podían mover durante el día, explorando y saboteando. La luz ya no era segura. Recordé lo que le había dicho a Dimitri en la casa de los Badica: Esto lo cambia todo, verdad? Mi madre rebuscó en los documentos que había en la mesa. "Aún no hay detalles forenses, pero el mismo número de Strigoi no podría haberlo hecho. Ninguno de los Drozdovs o cualquiera de su equipo escapó. Con cinco guardianes, siete Strigoi estarían ocupados - al menos temporalmente – evitando que alguien escapase. Fueron 9 ó 10, tal vez." "Janine tiene razón", dijo Dimitri. "Y si observas la escena del crimen... es muy grande. Siete no podrían cubrirlo todo". Los Drozdovs eran una de las doce familias reales. Eran muchos y muy prósperos, a diferencia de clan al borde de la muerte de Lissa. Tenían muchos familiares, pero por supuesto, un ataque como este seguía siendo horrible. Sin embargo, algo me molestó. Había algo que tenía que recordar... algo que debería saber sobre los Drozdovs. Mientras una parte de mí trataba de averiguar de qué se trataba, la otra observaba a mi madre fascinada. Había escuchado sus historias. Había visto y sentido su lucha. Pero en realidad, nunca la había visto en acción en una verdadera crisis. Revelaba cada parte de aquel control que ella mostraba a mí alrededor, pero en este caso, podía ver cuán necesario era. Una situación como está generaba pánico. Incluso entre los guardianes, podía ver que algunos estaban tan alarmados que querían hacer algo drástico. Mi madre era la voz de la razón, un recordatorio de que tenían que mantenerse centrados y evaluar la situación. Su compostura los calmaba; su fortaleza los inspiraba. Así, me di cuenta, es como un líder se comporta.Dimitri estaba tan controlado como ella, pero dejó que ella se ocupara de todo. Siguieron discutiendo el ataque, como los Drozdovs estaban celebrando la navidad con retraso cuando fueron atacados. "Primero los Badica, ahora los Drozdovs", murmuró un guardián. "Están yendo detrás de la realeza." "Van detrás de los Moroi", dijo Dimitri. "Realeza. Plebeyos. No importa. " La realeza. Plebeyos. De repente supo por que los Drozdovs eran tan importantes. Mis instintos espontáneos querían saltar y hacer una pregunta ahora mismo, pero sabía mucho más. Esto era algo serio. No era hora de comportarme irracionalmente. Quería ser tan fuerte como mi madre y Dimitri, así que esperé a que finalizara la conversación. Cuando el grupo comenzó a separarse, me levanté del sofá y fui hablar con mi madre. "Rose", dijo, sorprendida. Como en la clase de Stan, no me había notado en la habitación. "¿Qué estás haciendo aquí?" Era una tan pregunta estúpida que no le respondí. Qué creía que estoy haciendo aquí? Esto era una de las cosas más grandes que estaba aconteciendo con los Moroi. Apunté a la mesa. "¿Quién más murió?" La irritación arrugó su frente. "Drozdovs". "Pero, ¿quién más?" "Rose, no tenemos tiempo-" "Tenían empleados, ¿no? Dimitri dijo plebeyos. ¿Quiénes eran? " Una vez más, vi la fatiga en ella. Sentía esas muertes. "No sé todos los nombres". Pasando unas pocas páginas, giró los papeles hacia mí. "Aquí". Miré la lista. Mi corazón se hundió. "Muy bien", le dije. "Gracias". Lissa y yo los dejamos con sus asuntos. Me gustaría ayudar, pero los guardianes trabajaban eficazmente ellos solos, no era necesario que los principiantes anduviesen detrás de ellos. "¿A qué se debía eso?" dijo Lissa, cuando llegamos a la parte principal del hotel. "Los empleados de los Drozdovs", le dije. "La madre de Mia trabajaba para ellos..." Lissa jadeó. "¿Y?" Suspiré. "Y su nombre está la lista." "Oh Dios." Lissa detuvo la marcha. Miró a la nada, parpadeando y derramando lágrimas. "Oh Dios ", repitió. Me puse delante de ella y coloqué mis manos sobre sus hombros. Ella estaba temblando. "Todo está bien", le dije. Su temor me llegaba en ondas. "Todo estará bien." “Ya los has escuchado", dijo. "Hay un bando organizado de Strigoi atacándonos! ¿Cuantos? ¿Ellos vienen hacia aquí? " "No", dije. No tenía evidencias de eso. "Aquí estamos seguros". "Pobre Mia..." No había nada que pudiese decir al respecto. Pensaba que Mia era una perra, pero no le deseaba eso a nadie, ni a mi peor enemigo – lo que, técnicamente, ella era. Inmediatamente, corregí ese pensamiento. Mia no era mi peor enemigo. No podía dejar de lado a Lissa el resto del día. Sabía que no había Strigoi en el hotel, pero mis instintos protectores eran fuertes. Los guardianes protegían a los Moroi. Como siempre, también me preocupe por que ella no estuviese molesta ni ansiosa, así que intenté por todos los medios calmar esos sentimientos. Los demás guardias también vigilaban a los Moroi. No andaban detrás de ellos, sino que reforzaron la seguridad del hotel y están en constante comunicación con los guardianes que estaban en el lugar del ataque. La información fluyó durante todo el día acerca de los terribles detalles, así como la especulación acerca de donde estaba la banda de Strigoi. Por supuesto, poco de eso fue compartido con los principiantes. Mientras que los guardias hacían lo que ellos hacían mejor, los Moroi - por desgracia – hacían lo de ellos: hablar. Con tantos de la realeza y otro importantes Moroi, se organizó una reunión esa noche para discutir lo que sucedió y lo que debería hacerse en el futuro. Nada oficial podría ser decidió en este caso; los Moroi tenían una reina y un consejo de gobierno para ese tipo de decisiones. Todo el mundo sabía, sin embargo, que las opiniones aquí recogidas llegarían hasta la cadena de mando. Nuestra seguridad futura podría muy bien depender de lo que se discutiría en esa reunión. Se celebró en una enorme sala de banquetes del hotel, con una plataforma y muchos asientos. A pesar de la atmósfera, se podía notar que esta sala había sido diseñada para cosas distintas de las reuniones para discutir las matanzas y la defensa. La alfombra tenía una textura de terciopelo y estaba decorada con un diseño ornamental de flores en tonos plata y negro. Las sillas eran de madera negra y pulida y tenían grandes respaldos, claramente hechas para cenas elegantes. Cuadros de Moroi de la realeza muertos hace mucho tiempo estaban colgados en la pared. Observé brevemente una con el nombre de una reina no conocía. Vestía un traje antiguo - con muchos lazos para mi gusto - y tenía el cabello pálido como el de Lissa. Un tipo que no conocía era el encargado de la moderación y se dirigió a la plataforma. La mayor parte de la realeza estaba reunida en frente de la sala. Todos los demás, incluidos los estudiantes, se sentaron donde pudieron. Christian y Mason nos encontraron en ese momento, y cuando empezamos a sentarnos al fondo Lissa negó con la cabeza. "Vamos a sentarnos delante". Los tres la miramos. Estaba tan sorprendida que ni tan siquiera podía leer sus pensamientos. "Mirad." Señaló. "La realeza está sentada en la parte delantera, sentados por familias". Era cierto. Miembros del mismo clan se sentaban unos cerca de los otros. Badicas, Ivashkovs, Zekloses, etc. Tasha estaba sentada allí, pero ella estaba sola. Christian era el único otro Ozera allí. "Debo estar allí", dijo Lissa. "Nadie espera que lo hagas," le dije. "Tengo que representar a los Dragomirs". Christian bromeó. "Es sólo un montón de mierda de la realeza." Su rostro estaba decidido. "Tengo que ir allí." Me abrí a los sentimientos de Lissa y me gustó lo que encontré. Había pasado la mayor parte del día tranquila y con miedo, sobre todo cuando había descubierto lo de la madre de Mia. Aquel miedo todavía estaba con ella, pero estaba siendo suprimido por su confianza y determinación. Reconoció que era una de los Moroi que comandaban, y aunque la idea de una banda de Strigoi la asustaba, ella quería ser parte de esto. "Deberías", le dije suavemente. También me gustaba la idea de ella desafiando a Christian. Lissa encontró mi mirada y sonrió. Ella sabía lo que yo estaba sintiendo. Un momento más tarde, se giró a Christian. "Deberías reunirte con tu tía." Christian abrió su boca en señal de protesta. Si no fuese por el horror de la situación, ver a Lissa mandar hubiese sido gracioso. El siempre era tan terco y difícil; aquellos que intentaban controlarlo no podían. Viendo su cara, vi que la misma reacción que yo había tenido al ver la decisión de Lissa, cubría la de el. También le gustaba ver la fortaleza de Lissa. Presionó sus labios haciendo una mueca. "Ok" Le cogió la mano, y los dos caminaron hacia adelante. Mason y yo nos sentamos. Justo antes de que comenzase, Dimitri se sentó a mi otro lado, su pelo recogido en una coleta. Le miré sorprendido, pero no dijo nada. Había algunos guardianes en esa reunión, pero la mayoría estaban demasiado ocupados haciendo un control de daños. Esto prometía. Allí estaba yo, entre mis dos hombres. La reunión comenzó poco después de eso. Todos estaban ansiosos de hablar de cómo creían que los Moroi estarían más seguros, pero en realidad, dos teorías llamaron mi atención. "Esta es una preocupación para todos nosotros", dijo uno de la realeza, cuando tuvo la oportunidad de hacer uso de la palabra. Él estaba en su silla y miró alrededor de la sala. "Aquí. En lugares como este hotel. Y la Academia de San Vladimir. Enviamos a nuestros hijos a lugares seguros, lugares que son seguros debido a los números y puedan ser protegidos fácilmente. Y miren ¿cuántos de nosotros estamos aquí, niños y adultos por igual. ¿Por qué no vivimos de esta forma? " "Muchos de nosotros ya viven así", gritó alguien detrás. El hombre hace caso omiso. "Algunas familias aquí y allá. O una ciudad con muchos Moroi. Pero esos Moroi todavía están descentralizados. La mayoría no utiliza sus recursos - sus guardianes, su magia. Si podemos emular este modelo..." Expandió sus manos "... nunca tendremos que preocuparnos de los Strigoi de nuevo." "Y los Moroi no podrán interactuar con el resto del mundo de nuevo", murmuré. "Bueno, hasta que los seres humanos encuentren las ciudades de vampiros secretas propagándose por ahí. Entonces si que habría mucha interacción". La otra teoría acerca de cómo proteger a los Moroi tenía algunos problemas de lógica, pero un mayor impacto - en particular para mí. "El problema es que no tenemos suficientes guardianes". Esa teoría fue remitida por una mujer de la familia Szelsky. "Y entonces, la respuesta es simple: conseguir más. Los Drozdovs tenían cinco guardianes, y no fue suficiente. Sólo seis para proteger a una docena de Moroi! Eso es inaceptable. No es de extrañar que este tipo de cosas estén sucediendo". "¿De dónde propones obtener más guardianes?" Preguntó el hombre que había hablado de juntar a los Moroi. "Ellos son un recurso limitado". Ella apuntó hacia donde yo y unos cuantos principiantes más estábamos sentados. "Ya tenemos varios. Los he visto entrenar. Son letales. ¿Por qué esperar hasta que cumplan los 18 años? Si aceleramos el programa de formación y los centramos en prepararse para el combate que en los libros, podemos transformarlos en nuevos guardianes cuando cumplan los 16. " Dimitri hizo un sonido bajo con la garganta que no parecía feliz. Se inclinó hacia adelante, poniendo los codos sobre las rodillas y descansando la barbilla en las manos, cerrando los ojos mientras pensaba. "No sólo eso, muchos de los posibles guardianes se están desperdiciando. ¿Dónde están todas las mujeres dhampir? Nuestras razas están vinculadas. Los Moroi están haciendo su parte ayudando a los dhampir a sobrevivir. Porque las mujeres dhampir no están haciendo la de ellas? ¿Por qué no están aquí? " Una larga y sofocada risa fue la respuesta. Todos los ojos se giraron hacia Tasha Ozera. Aunque la mayoría de la realeza se había engalanado, ella estaba simple y casual. Vestía jeans, un top de color blanco que mostró un poco de si figura y un cárdigan de lana que le llagaba hasta las rodillas. Mirando hacia el moderador, le preguntó, "¿Puedo?" El estuvo de acuerdo. La mujer Szelsky se sentó; Tasha se levantó. A diferencia de los demás oradores, fue hasta la plataforma, para que pudiese ser vista claramente por todos. Su pelo brillante estaba atado en una coleta, exponiendo sus cicatrices completamente, lo que se sospeché que fue intencional. Su rostro era audaz y desafiante. Bello. "Esas mujeres no están aquí, Mónica, porque están muy ocupadas, criando a sus hijos - ya sabes, eses que quieres comenzar a mandar a la batalla apenas comiencen a aprender a caminar. Y por favor no nos insultes, actuando como si los Moroi hiciésemos un gran favor a los dhampirs ayudándolos a reproducirse. Tal vez sea diferente en tu familia, pero para el resto de nosotros, el sexo es divertido. Los Moroi que salen con los dhampirs no están haciendo ningún sacrificio". Dimitri se enderezó, su expresión ya no estaba irritada. Probablemente estaba emocionado porque su nueva novia había mencionado el sexo. La irritación me inundó, y esperaba que la gente pensase, que la mirada asesina que había en mi rostro, era por los Strigoi y no por la mujer que estaba hablando. Mas allá de Dimitri, noté a Mia, que estaba sentada sola. No había notado que ella estaba aquí. Estaba hundida en su asiento. Sus ojos enrojecidos, la cara más pálida de lo habitual. Un extraño dolor quemó mi pecho, uno que nunca esperé que ella me produjese. "Y la razón por la que esperamos a que los guardianes cumplan los 18, es para dejarles aprovechar una pretensión de vida antes de obligarlos a pasar el resto de sus días en constante peligro. Necesitan eses años extras para desarrollarse mental y físicamente. Utilizarlos antes de que estén listos, tratarlos como parte de una cadena de montaje - entonces solo estarás criando carne para los Strigoi". Algunas personas pusieron el grito en el cielo ante la elección de palabras de Tasha, pero con eso, ella consiguió la atención de todos. "Crearás más comida haciendo que las demás mujeres dhampir se convirtiesen en guardianes. No puedes obligarlas a hacer algo que no quieren. Todo tu plan para lograr más guardianes se basa en sacrificar poniéndolos en el camino del peligro, sólo para que estés un poco por delante del enemigo. Diría que este es el plan más estúpido que he oído, si no hubiera oído el de él. " Apuntó hacia el primer orador, el que había propuesto una reunión de Moroi. La vergüenza apareció en sus rasgos."Entonces ilumínanos, Natasha", dijo. "Viendo la experiencia que tienes con los Strigoi, dinos lo que piensas que debemos hacer". Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Tasha, pero no se molestó por el insulto. "¿Lo que pienso?" Caminó más de cerca del centro de la plataforma, mirando a la multitud mientras respondía a la pregunta. "Creo que deberíamos detener los planes que implican depender de alguien o algo para protegernos. Creéis que tenemos pocos guardianes? Ese no es el problema. El problema es que hay muchos Strigoi. Y somos nosotros quienes dejamos que se multipliquen y se vuelvan más poderosos, porque no hacemos nada para evitarlo. Corremos y nos escondemos detrás de los dhampirs y dejamos escapar a los Strigoi. Es culpa nuestra. Somos la razón por la cual los Drozdovs murieron. ¿Quieres un ejército? Bueno, aquí estamos. Los dhampirs no son los únicos que pueden aprender a luchar. La pregunta, Mónica, no es porque las mujeres dhampir no están luchando. La pregunta es: ¿Por qué nosotros no lo estamos? " Tasha gritaba ahora, y el esfuerzo la hizo ponerse colorada. Sus ojos brillaban con sus sentimientos apasionados, y combinado con el resto de sus facciones - e incluso con la cicatriz – era una figura impresionante. La mayoría de la gente no podía apartar los ojos de ella. Lissa observaba a Tasha con admiración, inspirada por sus palabras. Mason parecía hipnotizado. Dimitri parecía impresionado. Y más allá... Mas allá, estaba Mia. Ya no estaba tirada en la silla. Estaba sentada derecha, derecha y firme, sus ojos no podían estar más salvajes. Miraba a Tasha como si solamente ella tuviese todas las respuestas de la vida. Monica Szelsku parecía menos respetuosa, mientras miraba a Tasha. "Ciertamente no estás sugiriendo que los Moroi luchen con los guardianes cuando vengan los Strigoi?" Tasha la miró sin inmutarse. "No. Estoy sugiriendo que los Moroi y los guardianes luchen juntos contra los Strigoi antes de que vengan." Un tipo de unos veinte años que parecía un modelo de Ralph Lauren se levantó. Podía apostar que el también era de la realeza. Nadie podía permitirse el lujo de pagar unas mechas rubias tan perfectas. Llevaba un suéter atado a la cintura, se lo quitó y lo puso alrededor de su silla. "Oh," dijo en una voz burlona, hablando sin haber pedido la palabra. "Entonces nos darás palos y estacas y nos mandarás a luchar? " Tasha se encogió de hombros. "Si fuese necesario, Andrew, por supuesto". Una sonrisa cruzó sus labios. "Pero también tenemos unas armas que podemos usar. Una que los guardianes no pueden". Su cara demostraba claramente lo alocada que le parecía esa idea. Hizo rodar los ojos. "¿Sí? ¿Como qué? " Su sonrisa se convirtió en una risa. "Como esto." Ella giró la mano y el suéter que estaba en la silla se incendió. El gritó sorprendido y lo tiró al suelo, pisando el suéter con los pies. Hubo una breve y colectiva falta de aire en la habitación. Entonces... el caos se hizo cargo.

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